martes, 27 de mayo de 2008

EL cuco de Camporaaaaaaaaaaa 2...


Cuando mi hermano se agarró un pie en el ascensor de nuestro departamento de la infancia, a mi lo único que me importaba era que no apareciera al regresar del hospital con un yeso.
Entonces, mientras esperábamos, le preguntaba cada cinco minutos a mi abuela :-¿Pero le pondrán, le pondrán yeso? ¿Ehhh, le podrán, le pondrán? ¿Abuela le pondrán?
Ella me contestaba para calmarme que seguramente le pondrían una curita.
Yo tenía pavura de que él apareciera lo más parecido a la Momia (que era mi terror infantil número uno)
Al cabo de unas horas llegaron mis padres con mi hermano en brazos del
nosocomio pediátrico, y...su piernecita de nene de cinco años estaba completamente blaaaaaaaaaanca.
Casi me muero por la taquicardia, y para poder dormir en nuestra habitación, le pedí entre sollozos a mi madre que se la cubriera con una frazadita escocesa, azul y roja. Al día de hoy si tenés frío en la casa de mis padres reaparece por arte de magia, y en ese momento me dá por pensar que puede también venir a visitarme la Momia, y todo con el mismo truco.

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