viernes, 28 de mayo de 2010

Bergman


Por unas horas, la actividad de la casa ha disminuido.La lámpara de la calle alumbra a través de las claras cortinas pintadas, la fogata arde en silencio.La catedral da los cuartos y las horas, seguida del gran reloj de la sala, allá lejos en el piso.Las camas están a medio metro de distancia, Anna y Henrik están tomados de la mano sobre el abismo.

Anna:¿Qué hora dió?
Henrik: Las cuatro.
Anna: No puedo dormir.
Henrik: Tampoco yo.
Anna: Estoy demasiado exaltada.
Henrik: Pues yo...estoy...demasiado excitado.
Anna:Es como la noche de navidad cuando uno era pequeño.
Henrik: Yo me siento...¿Cómo me siento?
Anna: Vas a ver. Imagináte cuando estemos en el dormitorio del obispo.Qué besos!
Henrik: Esta noche ha sido más como hermanos.
Anna: Mejor así.
Henrik: Dentro de tres horas estamos en el tren.
Anna: Parece mentira.
Henrik: ¿No estás triste?
Anna: Nada.Ni en el rincón más pequeño de mi corazón.
"Las mejores intenciones" Ingmar Bergman

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