Puente de metal nuevo, o al menos lo parece. Acá todo parece real, camino sabiendo que no voy a llegar mucho más lejos que este pequeño riacho que pasa bajo mis piernas, lo miro y me veo.
La luna se hace esperar. El día es de bancos solos y acomodados frente al puente.
Llego a una clara e impetuosa conclusión: este espacio es frágil.
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